El zorro y el pollito
Había una vez un pollito muy simpático y confiado.Su mamá
siempre le decía que nunca se acercara a los animales salvajes.
El pollito
respondía siempre que iba a tener mucho
cuidado pero un día se fue a jugar al bosque, y como tenía mucho apetito
descuidó el camino que tomaba siempre y se perdió.
En ese
momento sintió muchísimo miedo porque estaba muy lejos de su hogar. Empezó a
caminar y encontró una casita, golpeó y nadie le abrió.
Entonces
decidió entrar sin saber que era la casa del zorro más malvado del bosque. Con mucha
curiosidad empezó a observar cada rincón de la casa y por fin llegó a ese
maravilloso lugar, la cocina, donde vio una enorme heladera llena de cosas
ricas para comer.
Mientras el
pollito comía una exquisita torta de chocolate con frutillas y cerezas vio
pasar al zorro por la ventana sabiendo que en cualquier momento podría entrar.
Inmediatamente
se escondió debajo de la mesa tapándose con el largo mantel. Cuando el
zorro entró a su casa sintió un olor muy extraño y dijo: - ¡Mmmmm! ¡Qué olor a pollo!- olfateó,
olfateó y encontró al pollito debajo de la mesa de la cocina.
El zorro muy
enojado lo agarró: - ¿Quién te dejó entrar a mi casa? ¿Quién te dio permiso
para comerte mi torta de chocolate preferida?
- dijo el zorro - desde ahora vas a ser mi prisionero y deberás hacer
todo lo que te ordene.
El pollito
muerto de miedo y temblando no hizo ningún gesto.
El zorro muy
enojado le ordenó que primero limpiara toda la casa, luego le cocinara otra
torta de chocolate con frutillas y cerezas
y, por último, preparara una
sabrosa comida para la cena.
Mientras
cocinaba el pollito lloraba y decia:
- ¡Extraño a mi mamá! ¡Quiero verla pronto!
¡La extraño! ¡Por qué no le habré hecho caso!-
Estaba muy
distraído y preocupado preparando la comida, no tenia ganas ni entusiasmo .
Mientras le
sirvía la comida al zorro éste se enojó mucho:
- ¡Esta
comida esta llena de plumas! ¡Qué asco! - dijo furioso y con mucho odio.
Inmediatamente
lo encerró en un cuarto y le dijo: - Por haber hecho las cosas tan mal mañana
te voy a comer.
El pollito
encerrado y muy triste encontró una ventana, la abrió pero con tal mala suerte que
la ventana tenía rejas y se dió cuenta que no podría escapar.
Entonces
dicide gritar, gritar bien fuerte tratando de llamar a su mamá - ¡Pio! ¡Pio!
¡Pio!.
El no sabía
que su mamá lo estaba buscando desesperadamente.
De pronto,
la mamá lo escuchó y poniendose muy alegre porque se dio cuenta que su pollito
estaba vivo, lo buscó y lo vio en aquella casa asomado por la ventana.
La mamá
corriendo fue en busca de él con tanta alegría que no pensó si había algún
peligro. Golpeó la puerta y le dijo al zorro:
-¿Me
devolverías a mi hijo? Lo estuve
buscando por muchos días y estoy muy triste por no tenerlo conmigo.
El zorro,al
ver a la mamá tan angustiada, le dijo:
-Su hijo
entró a mi casa sin permiso y además se comió toda mi torta de chocolate, pero
olvidaré todo eso, e iré en busca de su hijito.
Al verlo, lo
primero que hizo su mamá fue abrazarlo, lo acarició, le dio muchos besos y se
sintió feliz.
Desde ese
día el pollito aprendió la lección: no
se debe entrar en casas ajenas.
El pollito,
su mamá y el zorro se hicieron amigos.
Señor zorro
–dijo la mamá- quiero saber si usted me permite hacer una riquísima torta de
chocolate.
Y a partir
de aquel día, los tres disfrutaron de una muy sincera amistad.
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